lunes, 13 de noviembre de 2017

100-50-30: MÚSICA Y POESÍA

ROGELIO BOTANZ Y PLAZA VACANTE 
JUNTO A LOS GRANDES POETAS



Todo lo bueno se había conjurado y todo lo bueno ocurrió. El viejo patio colonial no pudo acoger a todos; algunos debieron cobijarse en la imponente balconada de madera del claustro, y allí estaban cuando la mujer de verde olivo comenzó a recitar:

Porque no sienten tu paso,
piensan que te han muerto.


Porque clavaron tu carne, 
porque mordieron tu cuerpo (...) 


Mas hay muertes que son vida.


Tú te quedas con nosotros, 
Che Guevara, 
compañero.


La actriz canaria Mónica Lleó eligió vestirse así y llevar gorra de estrella roja para declamar los versos que otra mujer, la asturiana Aurora de Albornoz, le dedicara al guerrillero de América.


Tras ella se oyeron las voces recreadas de Gabriel Celaya, Julio Cortázar, Roque Dalton, Winston Orrillo, Mario Benedetti, Gabriel Aresti, Agustín Millares Sall. Se escuchó a los poetas de Cuba: a Mirta Aguirre , a Eliseo Diego, a Nicolás Guillén. Y a dos grandes de África, a Barolong Seboni, de Botswana, y Agostiño Neto, de la Angola, de coraje infinito. Vibró la piedra con Mayakovski.

Entre todo, el dolor, la rabia de México, de Thelma Nava, José Tiquet y Carmen de la Fuente; todos a través de Julia Crespo, artista plástica mexicana, que había llevado a Frida (*) al mismo espacio que, por una noche, ocuparon Lenin, Sankara, Che y la poesía.


Después llegaron ellos: Rogelio Botanz con Plaza Vacante. Dos de los músicos de la banda habían ensayado en Brighton y viajado desde la ciudad inglesa para ser parte de un concierto en el que, por primera vez, tocaban juntos dos generaciones de Botanz. Sonaron con tanta fuerza, y el Rogelio más nuestro derrochó tanta pasión, que el público se apropió de las canciones, de la risa y hasta de los aplausos, no como respuesta racional, sino casi como actos reflejos. De pie tod@s, algun@s con el puño el alto, otr@s tomando o retomando conciencia. Nadie sin agradecer, nadie sin conmoverse.

Así se vivió La Maleta, como canto o elegía, como partitura de una lucha que se libra aún, como libramos la de reivindicar a Lenin y a la Revolución Soviética, a Sankara y la liberación de los pueblos de África, al Che y a la Revolución Cubana.


De repente, surgió Fidel.

Las dos generaciones de Botanz silbaron como en La Gomera, y nos hicieron entender el lenguaje de los barrancos de laurisilva: "Ser internacionalista es saldar nuestra propia deuda con la Humanidad. Quien no sea capaz de luchar por otros, jamás será lo suficientemente capaz de luchar por sí mismo" (Fidel Castro Ruz -13 de agosto de 1926 - 25 de noviembre de 2016-: “Allá donde esté, comandante, ¡ordene!".

De algún modo, entre todas y todos los que apostaron, con su trabajo y su entusiasmo, por este concierto, se abrieron un poco más las alamedas por donde habrán de pasar los pueblos libres. Con cada uno y cada una, estamos más cerca de conquistar esa sociedad mejor donde lo más sea lo bueno.

* La exposición Frida: Mole Chocolate y Tequila, de la mexicana Julia Crespo, se ha exhibido hasta este 12 de noviembre, en la Casa de Colón, de Las Palmas de Gran Canaria






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